este recurso terapéutico se presenta como el más adecuado pues se trabaja con todas las personas implicadas. No obstante, también es útil cuando otras personas tienen que ver con nuestro malestar, aunque este no les afecte directamente.
Es en torno a las transiciones de una etapa a otra de la vida donde tienden a agruparse dichas dificultades, pues es entonces cuando los miembros de la familia enfrentan la tarea de reorganizar esquemas mentales y sus relaciones entre sí para poder pasar a la fase siguiente. El equilibrio del sistema familiar no sólo debe adaptarse a la llegada o desaparición de sus miembros, sino también a las nuevas exigencias y tareas requeridas por la maduración de cada individuo.
Estos momentos de crisis nos generan mucho sufrimiento y nos mueven a emplear todos nuestros recursos para poder solucionar el problema actual, pero esta solución no siempre funciona; la terapia tan sólo es un contexto en el que encontrar, conjuntamente, nuevas soluciones a antiguos problemas.